Visitada con frecuencia por humanistas y científicos sociales, la crónica de Bernal Díaz del Castillo se conoce, entre otras cualidades, por las emociones humanas que su relato casi novelesco refleja en su prosa, en la que se conservan numerosos elementos medievales, a pesar de que la obra es muchos años posterior a la Conquista. A partir de la metáfora que relaciona la narración con un camino que ha de recorrerse hasta alcanzar el destino del entendimiento, este libro analiza los atajos, los caminos directos y las salidas de ruta en que Bernal incurre mientras narra la hazaña expedicionaria más famosa de nuestra historia.