Los ensayos de este libro, escritos por el historiador William B. Taylor, se ocupan primordialmente del centro y oeste de México durante el siglo Mili, pero con la intención de trascender los deslindes acostumbrados de región y tiempo para ahondar en la naturaleza de los procesos sociales y políticos abordados. Los estudios muestran un análisis sinóptico al centrarse en personas y lugares que juegan el papel de intermediarios: individuos y sitios que representan puentes entre lo global y lo local, lo central y lo periférico. Él ha querido comprender cambios locales complejos, influidos tanto por factores inmediatos como por las directrices y lógicas coloniales.
Al abordar las transformaciones en la sociedad y la política, no menos que sus continuidades, Taylor ha procurado ver la historia americana como algo más que un repetido choque de mundos extraños donde los únicos resultados son los monólogos de dominación o liberación. Él explora un terreno cambiante que se halla equidistante entre los hipotéticos puntos fijos de dominio y liberación, un terreno que Ashis Nandy denomina "colonialismo como cultura compartida". Mediante una ponderación de las perspectivas historiográficas, un recurso frecuente a la comparación entre procesos paralelos en distintos puntos de la geografía colonial y una rigurosa reconstrucción de la vida local de los pueblos de indios, sus ensayos amplían las posibilidades de una historia cálida en la que la vida local y las directrices estatales se entrecruzan y modifican, alternando los derroteros históricos.

En sus estudios, Taylor recurre a menudo a los registros complejos y frecuentemente conflictivos de curas y feligreses en los pueblos de indios para sugerir que los encuentros cambiantes, pero repetidos entre los emisarios del Estado español y la población campesina se prestan a nuevos planteamientos sobre la relación entre la vida rutinaria de los pueblos y la hegemonía cultural ansiada a nivel imperial. Se aborda, en este contexto, la participación protagónica de los curas en la guerra de Independencia. Más allá de la coyuntura bélica, le da nuevo sentido a la divulgación del culto a la Virgen de Guadalupe a la vez que explora las caras del cristianismo y resistencia colonial que se alternan en símbolos, como el difundido caballo del Aposto! Santiago.